Calvados
Dupont

La propiedad familiar Louis Dupont: la elegancia y la riqueza de un terruño dedicado a ofrecer la quintaesencia de la manzana.

En Nor­man­día, la pro­pie­dad fami­liar Louis Dupont ela­bo­ra sidras y Calvados desde 1887, dentro de la zona de pro­duc­ción de la Deno­mi­na­ción de Origen Calvados Pays d’Auge. 

Pro­vis­ta de 30 hec­tá­reas de árbo­les fru­ta­les, la pro­pie­dad Dupont apues­ta deci­di­da­men­te por la cali­dad desde hace muchos años. La fami­lia Dupont, ins­pi­rán­do­se en las mejo­res téc­ni­cas uti­li­za­das para el coñac y los gran­des vinos, ha estu­dia­do, expe­ri­men­ta­do y per­fec­cio­na­do sus téc­ni­cas de ela­bo­ra­ción para alcan­zar el nivel de ele­gan­cia y expre­sión propio de los mejo­res vinos.

La pro­pie­dad per­fec­cio­na sus méto­dos apo­yán­do­se en la expe­rien­cia de enó­lo­gos de otras regio­nes viti­vi­ní­co­las. Para la ela­bo­ra­ción de la sidra, uti­li­za téc­ni­cas simi­la­res a las del vino: la crian­za en barri­ca para la Cuvée Réser­ve y el método tra­di­cio­nal de los espu­mo­sos para la Cuvée Colet­te. Todas las sidras son de una sola añada.

Para explo­rar nuevos hori­zon­tes gus­ta­ti­vos, la pro­pie­dad inves­ti­ga e innova: el Givre, un «vino dulce de man­za­na»; la sidra triple, una sidra atí­pi­ca simi­lar a las cer­ve­zas arte­sa­na­les con un ligero amar­gor; y el Calvados de alta gra­dua­ción (sin reba­jar) que mues­tra una expre­sión plena y potente.

La pro­pie­dad está situa­da en la Ruta de la Sidra, una ruta seña­li­za­da que reco­rre el Pays d’Auge y reúne a una vein­te­na de productores.

Todo el equipo de la pro­pie­dad Dupont está encan­ta­do de reci­bir a los visi­tan­tes y mos­trar­les el arte de la ela­bo­ra­ción de la sidra y el Calvados. Duran­te la visita, podrá des­cu­brir la des­ti­le­ría y las bode­gas y degus­tar sus productos.

En la tienda tam­bién podrá des­cu­brir otros pro­duc­tos rela­cio­na­dos con la man­za­na: zumo de man­za­na, vina­gre de sidra, mer­me­la­da y jalea de man­za­na, cho­co­la­te con Calvados y té negro con man­za­na, pera y cara­me­lo. Y cada verano, el equipo de la pro­pie­dad pro­po­ne una serie de acti­vi­da­des —un paseo gas­tro­nó­mi­co, un taller de coc­te­le­ría o una cena-concierto—que per­mi­ten cono­cer la finca, sus pro­duc­tos y los secre­tos de su ela­bo­ra­ción en un ambien­te distendido.