Calvados
Morin

Descubra a orillas del Eure una de las casas de Calvados más antiguas de Normandía con sus bodegas subterráneas del siglo XIX, así como el oficio de criador de Calvados y las diferentes etapas de su elaboración.

La his­to­ria de Calvados Morin comen­zó en 1889 en La Haye de Calle­vi­lle, en el valle del Risle, antes de que Pierre Morin suce­die­ra a su padre y tras­la­da­ra la peque­ña empre­sa comer­cial fami­liar a Brion­ne y des­pués defi­ni­ti­va­men­te a Ivry-la-Batai­lle, una peque­ña y encan­ta­do­ra ciudad nor­man­da del valle del Eure. En febre­ro de 1945, Calvados Morin se ins­ta­ló en los anti­guos loca­les de la Des­ti­le­ría de Thé­lè­me, un famoso des­ti­la­do de la época. Este esta­ble­ci­mien­to goza de unas ins­ta­la­cio­nes de crian­za únicas en Nor­man­día, con unas amplias bode­gas sub­te­rrá­neas donde se con­ser­van varios cen­te­na­res de peque­ñas barri­cas de roble en las que reposa el pre­cia­do aguardiente.

Morin Calvados es cono­ci­do por la cali­dad de sus mez­clas y la regu­la­ri­dad de su pro­duc­ción. El céle­bre sabor de Morin es sin duda el resul­ta­do de un acer­ta­do mari­da­je entre dife­ren­tes terru­ños y deno­mi­na­cio­nes. Los Calvados jóve­nes selec­cio­na­dos para enve­je­cer se crían pri­me­ro en barri­les de 300 a 400 litros en las bode­gas some­ti­das a varia­cio­nes cli­má­ti­cas, lo que acen­túa la oxi­da­ción y, por tanto, el enve­je­ci­mien­to, pro­vo­can­do una impor­tan­te eva­po­ra­ción, la «parte de los ánge­les», etapa indis­pen­sa­ble para el correc­to enve­je­ci­mien­to de un aguar­dien­te. El entorno único de nues­tras bode­gas con­tri­bu­ye en buena medida al desa­rro­llo de nues­tro Calvados. Exca­va­das en las coli­nas cal­cá­reas del valle del Eure, las largas gale­rías se aden­tran en el acan­ti­la­do. El ambien­te muy húmedo del lugar es ideal para el enve­je­ci­mien­to de los Calvados cria­dos en silen­cio y al abrigo de las vibra­cio­nes de la ciudad.

Este «afi­na­do» es una segun­da etapa muy impor­tan­te en nues­tro pro­ce­so de enve­je­ci­mien­to, ya que la hume­dad ambien­tal de casi el 100 % per­mi­te un des­cen­so natu­ral del grado alcohó­li­co, lo que final­men­te se tra­du­ce en unos aguar­dien­tes más armo­nio­sos y fáci­les de beber.
Los Calvados Morin ofre­cen una amplia gama de cali­da­des que van desde un Calvados de 3 años hasta uno de más de 30 años, con una pre­sen­ta­ción espe­cial­men­te cui­da­da, que inclu­ye «sin­gles», Calvados del Pays d’Auge y tam­bién mag­ní­fi­cas «mez­clas» pro­ce­den­tes de una selec­ción de los mejo­res terru­ños. La dis­tri­bu­ción en Fran­cia de los Calvados Morin se dirige a pres­ti­gio­sos esta­ble­ci­mien­tos de lujo, vino­te­cas, char­cu­te­rías, res­tau­ran­tes y mayoristas.