Un espirituoso
eco-responsable
El ecosistema de producción del Calvados está en total sintonía con su entorno, con un enfoque eco-responsable y vitalista propio de la región de Normandía.
Al natural
Calvados es ante todo 8.000 hectáreas de huertos frutales. Una extensión equivalente a 27 Central Park que constituye el pulmón de Normandía desde hace cinco siglos.
En una época de cambio climático, estos 3 millones de árboles actúan como excelentes sensores de gases de efecto invernadero. Hay quien estima que la captura y almacenamiento de carbono en un huerto de manzanas o de peras de sidra es del orden de 35 a 50 toneladas de carbono/hectárea en un periodo de 25 años.
La gran diversidad varietal de la fruta también garantiza poder hacer frente a los riesgos climáticos así como la continuidad de las cosechas. También ofrece ventajas en términos de hábitats para los organismos vivos. La estructura horizontal y vertical de los huertos frutales proporciona una gran diversidad de hábitats y recursos para la biodiversidad (refugios de invierno, reproducción y alimentación).
La fauna es omnipresente.
El cultivo de manzanas y peras está inmerso en el bocage de Normandía, y en él prosperan varias especies de pájaros, sobre todo el herrerillo. Contribuyen activamente a la depredación natural de ciertas plagas.
Los observatorios también muestran que la presencia de lombrices es mayor en el huerto frutal que en el viñedo, debido a la cubierta vegetal de la mayor parte de las parcelas.
Los suelos son más ricos y permiten una mayor absorción del agua de lluvia.
El manzano no puede autofecundarse.
La continuidad de la cosecha de fruta de todo huerto frutal depende forzosamente de las abejas y otros insectos polinizadores. En primavera, durante la floración, los huertos frutales de Normandía son una auténtica colmena a cielo abierto.
Se calcula que la capacidad de los huertos frutales para proporcionar hábitats a los polinizadores es 4 veces mayor que la de los grandes cultivos, especialmente los cerealistas.
Por lo que respecta al uso del agua, el riego en los huertos frutales está prohibido y el consumo de agua para la elaboración de Calvados sigue siendo bastante reducido. Es sobre todo durante el lavado de la fruta cuando se utiliza una cantidad de agua importante, aunque muy a menudo en circuito cerrado.
Por último, frente a la erosión, los huertos frutales presentan varias ventajas para preservar el suelo: sostenibilidad y potentes sistemas radiculares que permiten una buena fijación del suelo, presencia de una cubierta vegetal permanente en la hilera y entre hileras, escaso laboreo, etc. En Francia, las pérdidas de suelo ocasionadas por la erosión hídrica se estiman en 1,5 t/ha/año de media.
Además, el ecosistema de la Denominación de Origen asegura un vínculo importante con el territorio, las especies y el saber hacer. Con o sin etiqueta ecológica, la producción de Calvados garantiza un uso marginal de productos fitosanitarios, junto a un policultivo que favorece la fertilización natural, gracias sobre todo a la ganadería.
A lo largo de la cadena de producción, el nivel de pérdidas es relativamente bajo: se estima inferior al 5 %. En el sector del Calvados, la preocupación por el aspecto externo de la fruta (en términos de forma, color o regularidad) no existe por lo que no es necesario controlar estas características mediante el uso de productos fitosanitarios.
Por último, son muchos los productos residuales que surgen de la transformación de las manzanas y las peras, como son las pectinas, la alimentación animal, el abono o la metanización.
La economía del Calvados
Arraigado desde hace cinco siglos en Normandía, el sector del Calvados está plenamente integrado en la vida de las ciudades y pueblos de Normandía, tanto en el plano económico como agrícola.
Esta intensa red territorial permite a todas estas empresas trabajar en simbiosis con todos los productores de fruta de la región, tanto grandes como pequeños.
El suministro de fruta a las destilerías suele hacerse mediante contrato, lo que también ofrece seguridad y continuidad a todas las partes.
En el plano turístico, muchas destilerías se dedican ahora al mundo del « turismo espirituoso ».
Cada año, cerca de 300.000 visitantes, franceses y extranjeros, visitan las destilerías de Normandía, algunas de las cuales incluso han recibido la etiqueta de “Empresa del Patrimonio Vivo”.
En torno a visitas privadas, talleres de coctelería o picnics, los turistas sienten cada vez más deseos de descubrir los secretos de la elaboración de los licores normandos y de comprender el valor patrimonial de los huertos frutales. Cada vez surgen más actividades recreativas que contribuyen al desarrollo y a la animación del territorio.
En Normandía, como en ningún otro lugar, todos estos árboles contribuyen en gran medida a la estética del paisaje y tienen un valor simbólico y ecológico muy fuerte.
- 3 000 000 árboles
- 300 productores y fincas
- 13 871 hl de alcohol puro comercializado en 2023
- 5 millones de botellas vendidas
- +3,03% de venta desde 2021
- 51% de las expediciones se destina a la exportación